sábado, 22 de febrero de 2014

"Cuando quieras en aquel portal."

Y como todas las noches caminaba sin rumbo fijo. Salía de mi casa cuando me terminaba esa botella de Whisky, esa maldita botella que me ayudaba a olvidar. Necesitaba salir. Salir de esas fotos, de esos recuerdos, caminar de noche por la calle como si caminara por mi cabeza. Era preciosa la ciudad de Barcelona por la noche, ese mar siempre me ayudo a olvidar.
Pero esa noche fue distinta, mientras caminaba, sólo. Como todas las cosas en mi vida, siempre acaba haciendo todo sólo, hasta que al final me estaba matando yo sólo.
Ahí estaba ella, aún recuerdo como se agarraba a su cintura por el frío que hacía. Llevaba un vestido rosa que sobrepasaba sus rodillas y bailaba con el viento, moviéndose a un lado y a otro, pero jamás enseñaba nada. Al verme noté que me tuvo miedo, pero yo no quería estar más sólo. "¿Cómo te llamas?...¿Estás sola?". Por mucho que intenté acercarme a ella no contestaba a ninguna de mis preguntas, pero no podía dejarla ahí. No quería volver sólo. No podía volver a esa casa llena de recuerdos y olor a Whisky. "Vivo aquí cerca, si quieres puedes venir". Me miro con cara de preocupación, se le notaba que nunca había aceptado la invitación de un desconocido, pero el frío estaba a mi favor y ella no quería morir de hipotermia. Me siguió sin dirigirme palabra.
Me gustaba eso, nunca fui defensor de la gente que habla mucho sin saber cuando callar. Era perfecta.
Abrí el portal y entró delante mía. Subió las escaleras y yo seguía grabando en mi mente como su vestido rosa se movía a un lado y a otro, sin jamás mostrarme nada. Reí para mi, era algo que me fascinaba.
Abrí la puerta, creo que no se fijo casi en el desorden de mi piso, sino en todos mis libros. "¿Los has leído todos?". Era la primera vez que me dirigía la palabra, asentí. Me fui al cuarto, estaba cansado. Creo que pude calcular que estuvo como dos horas observando todas las estanterías llenas de libros. Al final vino al cuarto, no quise girarme, me hacia el dormido. Pude escuchar como su vestido callo al suelo, pero no me giré, por mucho que quería hacerlo. Se acostó en la cama.
Al escuchar que ya no se movía, me giré, y puede admirar su gran belleza. No llevaba nada puesto. Cogí la colcha y se la puse por encima, me miró y me sonrío.
Al día siguiente, al despertar, ella ya no estaba. Mi desconocida, la que gracias a ella no estuve una noche más sólo, pero en su lugar encontré una nota:



                                                            "Cuando quieras en aquel portal."

Nadie quiso tal final.

No sé cuanto tiempo llevo sin escribir, sin escribirle a alguien, sin escribirte. Realmente he perdido la cuenta, al igual que yo misma me he perdido. Es todo tan diferente. Todo cambia de la noche a la mañana y lo que más me jode no es perder a un alguien. Es perder a un yo. Me he ido poco a poco alejando de todo, de todos. Sin darme cuenta que con cada paso que daba me alejaba un poco más de mi, y ahora estoy aquí intentando recordar como se salía de las hostias que te da la vida. Y ahora es cuando más falta me hace alguien que me dé una palmada en la espalda, un abrazo, un beso en la mejilla… y con una sonrisa, no de amistad, sino de entendimiento, que yo puedo con todo, que me queda mucho por vivir. Pero me tengo que conformar con esa voz dentro de mi cabeza que me dice y recuerda lo poco que valgo y lo poco que conseguiré.

Ves. A esto me refería con que me daban miedo las relaciones. No miedo de perderte, que aún así duele y aún pasando años sigue ahí. Sino miedo de perderme. Miedo de mirarme al espejo y no reconocer esa cara que me mira. Miedo de escuchar una voz en mi cabeza que no reconozco. Miedo de salir a la calle y no entender que coño hago con mi vida. Miedo de estar sola y que todos los pensamientos me ataquen como depredador a su presa. Miedo.

Tal vez.

Tal vez sea cierto. Tal vez he malgastado 18 años de mi vida en caminos que no tenían sentido. O tal vez toda mi vida sea un sin sentido. Tal vez sea cierto que todas las canciones que escucho sean tristes. Tal vez sea cierto que no hago nada en este mundo y me meto golpes contra un muro sola, pensando que el dolor no existe mientras sangro por todos los orificios de mi cuerpo.
Tal vez sea cierto que aún sigues aquí. No físicamente, mejor dicho psicológicamente. Todo en mi vida es algo psicológico, estoy loca. Y no sé que es lo peor el admitirlo o aceptar que soy una loca viviendo una vida de mierda.
Pero, tal vez sea cierto. Tal vez me tome demasiado en serio algo que para ti no era nada. Tal vez pensaba que tú eras feliz, mientras yo me mataba por expulsar a mis demonios y al final resultó que tú eras uno de ellos. Tal vez no pueda evitar mirar tu whatsapp cada 5 minutos, simplemente para ver como pones otra foto de ella. Mientras, yo seguiré sonriendo, haciéndome creer que no siento nada, mientras, me vuelvo a pegar sóla contra ese muro. Tal vez no quiera aceptar que estoy en una burbuja, que mire a donde mire siempre me vendrá el mismo recuerdo, el mismo olor, el mismo nombre, ¡y joder!


A veces me gustaría ver como está locura me lleva al olvido.. o a cualquier otro mundo que no sea este.

A todo menos a tu recuerdo.

domingo, 2 de junio de 2013

8+6+2.

Te escribo porque esta sensación de vació me esta matando. Tú me estas matando. Hablo de soñar que estás al otro lado de la cama, estirar el brazo y no encontrar más que el final de la sábana. De buscar la rugosidad de tu mano y no encontrarla. Buscar esos ojos verdes en los miles de transeuntes y no verlos. Pasar por nuestro parque un miércoles y ver que nadie está esperándome.  Eres lo que nunca quise por el miedo al dolor que pudiese causar, y ahora entiendo que el daño me lo hago yo si no te dejo entrar en estas cuatro paredes. Ahora entiendo que las noches no son noches sin la mezcla de nuestras sonrisas, o sin la fusión de nuestras manos.
¿No lo entiendes? No soy si no quieres ser conmigo. Ese último día de primavera aún está en mi, ese día en que yo salí corriendo por miedo a ese estúpido dolor que ahora mismo yo me estoy causando. Deberías volver solo para ver todo lo que te he escrito y quiero escribirte. Susurrarte los miles de lugares a los que podríamos escaparnos sin planificar. Deberías volver solo para verme sonreír antes de cerrar los ojos, y verme sonreír al amanecer porque te tengo a mi lado. Simplemente, para discutir por quien entra primero en la ducha o a quien le toca preparar el desayuno.
Te escribo porque cada trocito de tú "Adiós" se clava cada día más en mi, sin entender cuando ese adiós se convertirá en un "Hola, te echaba de menos". Porque sé que al final acabaré volviendo loca, mientras tú te vuelves cuerdo. Simplemente deberías volver porque me gustaría seguir aprendiendo de tus curiosos domingos, porque quiero sentir que aún me sigue esperando alguien un miércoles en nuestro banco. Porque quiero inventar historias a tu lado, historias que no van a ningún sitio, pero te harán reír. Quiero sentir que somos dos gatos callejeros en una noche de verano jugando a encontrarse en una cama. Te echo de menos, a ti.
Deberías volver.


- Si sabía dónde vivía, ¿por qué no vino a buscarme?
- Quería esperarla, para verla donde la vi por primera vez.
- ¿Me esperará mañana también?
-  Todos los días.
- ¿Y si no aparezco?
- Esperare, hasta que aparezca.






Te espero, en el recuerdo de siempre.

Es una sensación rara. Diferente. Es sentir que hay un vacío, no sé ni siquiera como llamarlo. Ni siquiera sé porque aparece ahora y no antes, cuando verdaderamente paso todo. Es pasar por nuestro parque y ver nuestro banco, donde quedábamos todos los miércoles. Y ahora, ahora está desierto. Es ver como ya no aparecen esos mensajes sin venir a cuento, con un "¿quedamos? Aunque solo sea un par de minutos, necesito verte" o ver que ya nadie discute conmigo por ver quien manda más besos al otro. Es ver como puedes estar a 2 metros de mi y no inmutarte, no ser capaz de saludarme, ni siquiera de un par de miradas. ¿Qué nos pasó? ¿Qué te paso? Yo no quiero estar aquí, escribiéndote esto. Quiero volver a ese parque, sentir que alguien me esperaba cuando llegaba 5 minutos tarde y simplemente me decía "a la próximo llegaré yo tarde", pero nunca llegabas tarde. Quiero volver a cogerte de la mano. Quiero que me vean sonriéndote y tengan envidia todos de ti, de mi, de un nosotros. Espero, deseo o anhelo, llámalo como quieras, que algún día leas esto y veas que aún sigues aquí. Como antes.

        PD: 21907412846734632423647203427834627346294203464874239074 besos.

 







 

miércoles, 22 de mayo de 2013

- ¿Cual es tu número favorito?
- El 8, ¿y el tuyo?
- El 6. Hey, 8-6=2. Tú y yo.